Que lista para según que cosas.

Hacemos cosas estúpidas, a pesar de creernos muy inteligentes, las hacemos, y no es hasta mucho después o cuando nos hacemos daño, que nos damos cuenta de lo estúpido que es hacer según que cosas.

Y yo tengo muchas de estas. Un día fui a buscar un helado de grosella que hacia mi abuela (debía tener unos 16 años), los metía en el congelador en un recipiente de metal. Pues la lista de Vili, no se lo ocurrió otra cosa que lamer dicho recipiente (vamos quería comprobar si era verdad que le lengua se queda pegada, toonnttaaa), y la lengua se quedó pegada, pero como fue fácil despegarla, no se me ocurre otra idiotez más grande que volver a lamer, pero en un lugar donde aún estaba más congelado. En fin, que la segunda vez para despegarme me hice sangre en la lengua, un desastre.

Con 10 años un día pensé que una sabana era un paracaídas, até a los extremos una cuerda, me subí a una pared, que debía medir 1’70, y me lancé. No se si tenéis en mente como se lanza la gente desde el avión, es en plan plancha. Pues ya os podéis imaginar a una pequeña niña, atada por las muñecas y los tobillos por una cuerda que pesaba el triple que la sabana, cayendo en plancha, sobre el suelo (de cemento, porque el césped ensuciaba la ropa, y una es tonta, pero no quiere hacer frotar a su madre y en consecuencia que la riñan), vamos que no dejé los dientes marcados en el suelo porque Dios no quiso. Y como es natural en mi, si a la primera no sale, pues a la segunda o tercera, pero hay que decir que mejorando la técnica. Saltaba en plan bomba (recogiendo las piernas y brazos) y cuando llegaba al punto más alto, me desplegaba, muy técnico todo, la verdad. Como conclusión, las sabanas no son paracaídas, como mucho capas de superhéroe y con mucho viento para que la levante.

Otro gran momento es cuando mi primo (el mismo que me tiró del burro, vamos un lumbreras) y yo (otra lumbreras), cogemos una tumbona y la convertimos en un coche, entiéndase coche, como tumbona con cuatro ruedas y un volante, volante como elemento decorativo, porque no estaba sujeto a nada, lo teníamos que suspender nosotros en el aire. Bueno, pues que por allí había una pequeña pendiente, y nosotros, cual pilotos de carreras, subimos la tumbona, empujando que bastante fuerza, esto nos tendría que haber servido para percatarnos que las ruedas, muy bien no hacía su trabajo. Una vez arriba, son montamos, y empezamos a deslizarnos, todo bien, durante dos segundo, porque de repente, clock, la rueda derecha delantera, nos adelanta a toda pastilla, la tumbona queda clava en el suelo, y mi primo que era el conductor, sale despedido hacia delante. Lo peor de todo es que la rueda hizo todo el recorrido, sin el menor esfuerzo, y nosotros dos, arrastramos la tumbona hasta casa. Y como para cabezones no nos ganas nadie, hicimos mejoras al prototipo, y a la segunda, la rueda no nos adelantó, sino que se rompió la pata de la tumbona, que tenia forma de V, pues en la parte baja había las ruedas sujetas, pues ese punto se rompió. Otra vez a empujar la tumbona. Visto el fracaso, cogimos las bicis, y nada, que una bici es un gran coche de carrera.

Y por último, que cuesta encontrar las cosas estúpidas que hacemos cuando una lo quiere contar, pues que si cuando sales de marcha, y os pasáis la noche tu y tus amigas, robando los vasos de chupito que bebeís, a)porque en tu casa de estudiante no hay y b) porque los chupitos valían 3 euros, y a ese precio el vaso se regala (bueno según nuestro saber y entender), lo último que debes hacer cuando llegas a casa es dejar caer el bolso al suelo porque seguro que los vasos, al ser de cristal, pues eso, que se rompen. Pero lo que bajo ningún concepto debes hacer luego, es meter la mano, porque te has dado cuenta que las llaves de casa están dentro, y tu frente la puerta sin poder entrar.

Ha hacer estupideces, que sino la cosa, esto que se llama vida, es muy previsible.

Pd:Liken a muerto, el de verdad, y bueno el virtual también, porque si el ya no está, pues que pierde la gracia tener una mascota, jooo