Comunión

Me encanta ir a misa, será que cada vez que voy me vuelvo más atea. Será que cuando el cura dice que debe separarse la cizaña del trigo, y que la debemos atar toda junta para luego quemarla, pienso que ser cizaña es mejor. Que si el cura dice que habla con jesús (en minúscula, que no quiero que me tomen por una sacrílega), porque la gente suele no estar siempre en los malos momentos, o que no puedes fiarte de ellos, pienso que es poco cristiano no confiar en las personas, y menos no fiarte en los amigos, y que si alguien te falla, siempre una se tiene a si misma para afrontar los problemas, no una imagen de unos dos mil años de antigüedad.

Que cuando el cura le dijo al niño que hacia la comunión (vamos mi ahijado) que es importante tener amigos, pero también tener amigas, porque a una mujer es importante tenerla cerca, me pregunto porque sigue soltero, o porque las mujeres no son curas, o porque maría es virgen (típica fijación varonil, que de las buenas chicas siempre son puras, hasta que ellos llegan) (aquí mi madre, soltó la frase “ahora será gay, que bueno jejeje”).

También preguntó quien se sabía el padre nuestro, haciendo levantar las manos de los menores ahí presentes, también dijo que la misa sería en castellano y en no catalán (vamos bromeo sobre hacerlo con el dialecto de mi pueblo, vamos que hablamos catalán!!!)(aquí es cuando despotrico de este hombre, pero no voy a perder las fuerzas en ello).

Luego cogió la ostia la mojo en el vino y se la comió (mi abuela soltó la frase mítica del día “y ahora se la come como las galletas maría). Todo fue muy fervoroso por parte de la familia política, suerte que mi familia es de un católico relativo (solo por si acaso).

Y ná después de eso, me fui de fiestas locales, a beber un sucedáneo del cuerpo del amigo, ha desintoxicarme de tanta falta de fe, y a intentar cumplir los pensamientos impuros que siempre me provoca estar en un lugar prohibido.